martes, 11 de octubre de 2011

Ilya Prigogine


Eudorielyn Rita Linares Peña.
C.I.N° V- 14489538.
Doctorante Ciencias de la Educación. UNERMB. Sección 03.
Profesora: Dra. Ligia Malave.


Los aportes de Ilya Prigogine, son relevantes, ya que, ha trascendido su área específica como lo es “la física”, para incidir a otras disciplinas como la filosofía de la ciencia, la psicología o la sociología.


Las teorías de Prigogine son parte de la búsqueda de un nuevo paradigma, de una nueva concepción de la ciencia y de las descripciones que ella hace de la naturaleza.

Los aportes de Prigogine dan respuesta a la necesidad de integrar las disciplinas que permitan crear una armonía entre la naturaleza, y el hombre como parte integrante de ella. Sus aportes son fundamentales, tanto en su trabajo específico que abre las puertas de la ciencia al estudio de la complejidad y de la flecha del tiempo, como en su búsqueda de integración con otras disciplinas y su trabajo en pro de una nueva alianza y de un diálogo fecundo entre la ciencia y la filosofía.
Entre las concepciones que Prigogine plantea se encuentran las siguientes:


• La transformación de la ciencia, presentada como la evolución de la ciencia a partir de dos concepciones del universo físico en conflicto: la imagen estática y la imagen evolutiva; el cual se encuentra avanzando hacía nuevas síntesis, hacía un nuevo naturalismo, dirigida hacía una imagen de mundo autoorganizándose espontáneamente. Todo esto expresado en su libro “La nueva alianza. Metamorfosis de la ciencia”.


• Como especialista en termodinámica, realizó investigaciones teóricas sobre la termodinámica clásica en el estudio de los procesos irreversibles con la teoría de las estructuras disipativas, enfocada hacía la teoría del calor, sus flujos y transformaciones. Siendo un aporte fundamental en la nueva concepción evolutiva de la naturaleza. Los resultados de estos estudios se encuentran expuestos en su libro “La teoría del Caos”.


• En 1977 fue galardonado con el premio Nobel de Química y en el año 1988 la Revista Correo en su edición número 05, publica un conjunto de aportes de premios Nobel, donde Prigogine expresa “Una nueva convergencia de la ciencia y la cultura”, donde expone “La ciencia es un fenómeno cultural en toda su complejidad”. La ciencia que hoy llamamos clásica surgió de una cultura en la que dominaba la idea de la alianza entre un hombre en el orden divino y el orden natural.

Luego de expuestas las propuestas del autor, se da paso al análisis reflexivo como resultado de las lecturas realizadas.


Ahora bien, la metamorfosis de la ciencia, abre las puertas de esta ciencia al estudio de la complejidad partiendo de la flecha del tiempo y conformando una nueva imagen del universo, donde se expresa una transformación irreversible de nuestra relación con la naturaleza.
En la modernidad se disocio la vieja alianza entre el conocimiento científico y filosófico, entre el alma y el cuerpo, entre el arte y la ciencia.


Con esto se muestra al sujeto como un observador imparcial y el objeto, realidad independiente del sujeto. Esta dicotomía en el campo del conocimiento refleja la separación entre la cultura científica objetivista, que se ocupa de la materia y las leyes, y la cultura humanista subjetivista, que se ocupa del alma y las expresiones. Permitiendo la separación entre las dos culturas que corta la filosofía de una de sus fuentes tradicionales de reflexión y a la ciencia de los medios de reflexionar sobre la practica.


La flecha del tiempo expresa que la vida es irreversible que ocurre del nacimiento a la muerte, de la simplicidad a la complejidad, del orden al desorden, de la ameba al homo sapiens, del calor al frio, es decir, la existencia de una flecha del tiempo que nos permita establecer con claridad una dirección que apunta desde el pasado hacía el futuro.


En cuanto a la termodinámica, sus contribuciones se refieren a sistemas que no están en equilibrio, proponiendo la extensión a sistemas que se apartaban considerablemente del equilibrio, que son los que tienen lugar en el mundo real. Demostró que en esas condiciones de no equilibrio una nueva forma de estructuras puede existir y las denomino, estructuras disipativas para realzar el hecho de que solo pueden existir en conjunción con su entorno.


Con esta postura explica que los orígenes de la vida no fueron coincidencia y que cabe la posibilidad de que se lleguen a seguir sus rastros. Contribuyendo con esto significativamente a la comprensión de los procesos irreversibles.


Mediante el planteamiento de las estructuras disipativas propone nuevos conceptos que abre un diálogo entre “el hombre y la naturaleza”, con proyecciones epistemológicas que trascendieron al campo filosófico en los planos de la percepción y la construcción de la realidad.


La acertada extensión de la teoría termodinámica a sistemas alejados del equilibrio, que solo puede existir en conjunción con su entorno.


Los estudios de la termodinámica estuvieron planteados en el postulado de Joule en el siglo XIX, en el principio de la conservación de la energía “La energía no se crea ni se destruye, solo se transforma”, es aquí cuando Prigogine propone la separación de lo ideal reversible de lo real irreversible, ya que, una gran parte de la energía se disipa, como el calor y no podemos recuperarla, es imposible una maquina en movimiento perpetuo, debido a que por ingeniosos que sea su diseño, no toda la energía se puede convertir en trabajo.

La termodinámica dejo bien claro que en cada ciclo parte de la energía se convierte en una forma imposible de utilizar.


Ejemplos de la irreversibilidad se expresan en lo siguiente; al unir agua caliente y agua fría se logra agua tibia, los dos líquidos nunca vuelven a estar separados, la diferencia de temperatura entre ambos recipientes es cada vez menor, el desequilibrio inicial va disminuyendo; un efecto similar lo representa unir pintura amarilla con azul, al cabo de un instante tendremos pintura verde y no lograremos revertir el efecto.


Estas situaciones ocurren de la misma dirección del desequilibrio al equilibrio, del orden al desorden, hacia una entropía cada vez mayor.


Cualquier sistema físico aislado tomará espontáneamente el camino del desequilibrio cada vez menor, se hará cada vez más homogéneo. Esto es lo que representa el segundo principio de la termodinámica, indica que la entropía de un sistema crece constantemente o permanece constante, que la dirección espontánea de cualquier proceso es siempre desde un mayor nivel de estructuración a uno menor.


Prigogine desde su Termodinámica No Lineal de los Procesos Irreversibles (TNLPI) describe cómo, en situaciones lejos del equilibrio, se forman nuevas estructuras (en adelante llamadas estructuras disipativas), y denominó orden mediante fluctuaciones a la dinámica de formación de tales estructuras.


La TNLPI marca otra derrota histórica de la concepción determinista en la física, introdujo el concepto de historia en física: ya no hay una sola trayectoria posible, en las bifurcaciones el azar a elegido un camino y descartado otros, podemos construir la historia natural del sistema. Un mundo imprevisible totalmente sería inhabitable para ser vivientes y un mundo totalmente estable sería insoportable para seres conscientes.


Los seres vivos pueden ser considerados estructuras disipativas sujetas a fluctuaciones que pueden amplificarse hasta implicar una reorganización total en un nivel más complejo (una nueva especie). El desarrollo humano, tanto individual como social, también puede expresarse en términos de estructuras disipativas, fluctuaciones y creación de nuevas organizaciones.
Otro hecho de la irreversibilidad lo constituye la flecha del tiempo, ya que, en nuestra vida cotidiana, distinguimos claramente lo que ya ha sucedido (nuestra infancia) de lo que no aconteció (nuestra muerte). Sin embargo, en el marco conceptual de la física clásica esta experiencia no tiene sentido. Las leyes newtonianas son reversibles, funcionan en ambos sentidos del tiempo. La vida, en cambio, es irreversible: del nacimiento a la muerte; al igual que la evolución biológica que procede de la simplicidad a la complejidad.


La termodinámica clásica vino a poner las cosas en su lugar al plantear por primera vez en la física moderna la existencia de una flecha del tiempo que nos permite establecer con claridad una dirección que apunta desde el pasado hacía le futuro.


En relación a una nueva convergencia de la ciencia y la cultura, Prigogine plantea que la ciencia es un fenómeno cultural en todo su complejidad, la ciencia que hoy se llama clásica surgió de una cultura en la que dominaba la idea de la alianza entre un hombre situado en el límite entre el orden divino y el orden natural y un dios legislador e inteligible.


El triunfo de la ciencia clásica, por importante que haya sido para el progreso de nuestros conocimientos, trajo consigo un divorcio entre el hombre y el mundo cuya importancia nunca podrá alcanzarse. Por un lado, el mundo exterior opuesto a nuestro mundo interior en el que, con razón o sin ella, vivimos un tiempo que crea la novedad y en el que nos reconocemos una libertad de elección que fundamenta la idea de racionalidad.


Surge una dicotomía que afecta inmensurablemente a una inserción inestable de la ciencia en la cultura, en diversos ámbitos como la economía y la evolución de las sociedades.


En cuanto a la noción de complejidad, también ha sido objeto de una minuciosa revisión, para la ciencia básica el orden iba asociado con el equilibrio y el desorden con el no equilibrio. Esta relación se haya invertida hoy en día. El no equilibrio crea estructuras cuya coherencia sobrepasa ampliamente la de las estructuras de equilibrio que describía la ciencia clásica.


Se ha roto la antigua alianza; el hombre sabe que esta solo en la inmensidad indiferente del Universo de donde ha surgido por casualidad. Actualmente aparece un nuevo naturalismo y se percibe una nueva solidaridad entre el hombre y los demás seres vivos, incluso toda la biosfera.
En nuestros días la ciencia muestra una cultura más naturalista, una nueva alianza entre el hombre y la naturaleza, un mayor respeto a la dignidad humana, Prigogine plantea que la nueva convergencia de la ciencia y la cultura debe llevar a la contribución importante de hacer ciencia de la mano con la cultura, construir desde lo científico pero con un gran sentido humano.



En conclusión los estudios de Prigogine, estuvieron enmarcados hacía las estructuras disipativas y en sus contribuciones al desequilibrio termodinámico, particularmente a las teorías de los procesos irreversibles teniendo consecuencias profundas para la comprensión de los sistemas biológicos.


La formación de sistemas disipativos ordenados demuestra que es posible crear orden del desorden, la descripción de estas estructuras condujo a muchos descubrimientos fundamentales y tuvo aplicación en diversos campos, no solo en la química, sino en la biología y en los sistemas sociales.


Se opuso a Einstein por el papel que atribuyo a azar, estudio el caos, la incertidumbre y el no equilibrio, no admitió una concepción determinista del universo.


Sostuvo que la ciencia es un elemento de la cultura, planteo su trabajo como una reconciliación porque demuestra que el problema del tiempo puede ser abordado por la ciencia y desemboca en filosofía.

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